Día 6 – Silvesterzauber

En la mañana salimos caminando a desayunar a Kweer Café, donde comimos Croissant y Fuchterbrotfighassebröt (o como se diga pan de higos) y estuvimos buscando el Rathaus para tomar la foto de rigor, pero no lo encontramos. En esas, Elena vio a unas personas tomándose fotos a lo lejos, así que nos fuimos a ver que estaban haciendo. Resultó ser el mirador de Lindenhof, desde donde se ve todo el centro, así que hubo foto para nosotros también.

Kweer Café
Camino a Lindenhof
Desde el mirador

Lindenhof

La única cosa que nos hacía falta de los puntos marcados en el mapa era el Museo Nacional, que nos interesaba mas por la arquitectura que por el contenido, así que salimos hacia allá, con una parada técnica en Läderach. Una tienda de chocolates de donde casi no podemos salir.

Läderach
Läderach
La felicidad máxima
Camino al museo entre los arbolitos suizos.

Aunque el museo parece viejo, fue inaugurado en 1898 y mezcla arquitectura de la baja edad media y la edad moderna.

Museo Nacional
Museo Nacional

Saliendo del museo caminamos hasta Hiltl. Un restaurante vegetariano que nos recomendaron unos suizos que estaban al lado nuestro en un restaurante en Berna. Es el restaurante mas viejo del mundo, fundado en 1898, (con record Guiness y todo).

Como buen suizo, llegando puntual

Es un negocio familiar que ha estado abierto todos los días durante los últimos 120 años. En 1950, una señora Hiltl viajó a Dehli y volvió con muchas recetas y condimentos indios que al día de hoy hacen parte del menú.

Aunque nosotros reservamos para comer a la carta, hay un buffet con mas de 100 opciones. En la carta hay algunos platos especiales, pero también se pueden mezclar con el Buffet que cobran por peso. Pedimos una hamburguesa suiza vegetariana y compartimos algunas de cosas del Buffet. Si uno tiene mucha hambre, puede pedir Aldo Canito (All you can eat), por la módica suma de €59 por persona .

Comidita
El buffet

Terminando de almorzar nos acordamos de la subida de regreso al hotel, así que decidimos regresar a descansar un rato e intentar entrar a la biblioteca de la universidad de Zurich, diseñada por Calatrava (El mismo de la Ciudad de las Artes de Valencia). Obviamente, un 31 de diciembre, nadie lee así que estaba cerrado.

En una calle cualquiera del centro, de regreso al hotel
Sip. Mirando al infinito
Confirmando que si estaba bien cerrada la biblioteca

Después de dormir unas horas, salimos hacia “The Artisan”, el restaurante donde teníamos reserva para la cena de año nuevo en Industriequarter, un barrio originalmente industrial que ahora es famoso por sus tiendas, restaurantes y escena ’trend’.

Llegar al restaurante fue un desastre, porque el parqueadero estaba cerrado y en un momento nos vimos manejando por un cruce de 5 vías de tranvía sin señalización alguna y cuando nos dimos cuenta, estábamos encima de un andén. Afortunadamente en lo que pensábamos que era una zona “trendy”, no había ni mierda, así que nadie nos vio.

No sabemos como, pero terminamos en un barrio residencial, pero tuvimos tiempo para parquear a reflexionar y pensar donde carajos íbamos a dejar el carro. En Suiza solo se puede parquear en las zonas “blancas” y no había ni una. Nos costó 20 minutos, encontrar un parqueadero en lo que parecía ser un centro comercial.

El parqueadero, como es normal en Suiza no tenía “personal”. Uno pasa la tarjeta de crédito y le quitan €40 euros de entrada, para devolverle a la salida lo que no se gaste. El “centro comercial” era en realidad una bodega vieja donde había un montón de gente bajándose de Teslas y Jaguars en vestidos de lentejuelas. Apenas para nosotros, con nuestra chaqueta inflada y tennis.

Llegando a la bodega

Después de salir de la bodega, caminamos 20 minutos por calles en las que uno no se metería en cualquier otra parte del mundo (totalmente solas) hasta llegar a The Artisan, el restaurante.

The Artisan, el restaurante

La comida y el ambiente estuvieron muy bien. Comimos Gnoccis y Venado, pero el servicio estuvo muy lento y cuando nos dimos cuenta, ya se acercaban las 11:15, así que le apuramos a regresar.

Después de otros 20 minutos caminando hasta el carro, no pudimos salir del parqueadero. La máquina no abría la barrera y daba un error en alemán, que no entendimos. Como no había internet para mirar, tocó echar reversa y ver como lo hacían otros.

En el desespero, encontramos a unos alemanes que también iban a salir y les preguntamos, pero básicamente nos dijeron que ellos lo iban a intentar, así que esperamos a que les funcionara y salieran y lo intentamos de nuevo con mas paciencia.

Después de lograr salir y coger camino hacia el hotel para dejar el carro, entendimos, que “Carte an lesen halten” significa “Mantenga la tarjeta en el lector”. Duro para el campesino.

“Tómale una foto para que se vea que vamos tarde”

Cuando dejamos el carro en el hotel, faltaban 10 minutos para las 12, así que nos tocó correr para llegar hasta el río donde todo el mundo se junta a celebrar. Llegamos a las 11:59, justo para abrir la champaña.

Corriendo, champaña en mano
Feliz año!

Cuando terminan las campanadas De la Iglesia, la gente empieza a caminar hacia el lago donde se puede ver el show de fuegos artificiales, así que salimos para allá con todo el mundo.

La pirotecnia duró mas de 20 minutos y superó todas las expectativas; (inclusive después de ver las de Valencia). Ahí una vieja borrachísima nos tomó esta foto:

Terminada la celebración, salimos caminando con la multitud de regreso al hotel.