Día 5 – Nueva York – Paseo dominguero

Lo primero que hicimos por la mañana fue ir a arreglar el celular de Elena al Apple Store, pero para hacer la experiencia más interesante, fuimos al Apple Store de Grand Central Station.  Llegamos temprano y nos dejaron entrar antes de abrir la tienda, que estaba totalmente vacía. 

Apple Store Grand Central

Desde ahí hay una buena vista de Grand Central Station, donde nos quedamos un buen rato más y aprendimos que se construyó en 1871.

Grand Central station

Después de dar una vuelta por la estación, salimos a buscar desayuno,y encontramos un buffet en la Quinta Avenida en donde había todo lo necesario para un brunch, requerido para enfrentar las multitudes del MoMA.

La colección permanente del museo es definitivamente impresionante, pero como nos recomendó la guía del museo, es mejor evitar los fines de semana. Estaba llenísimo.

Matisse

Tuvimos suerte de encontrar una exposición de Esculturas de Picasso a largo de su vida que va a ser muy difícil de encontrar en cualquier otro lugar, pero la sala de diseño fue casi una decepción pues estaba todo en préstamo al igual que las obras de Warhol y Lichtenstein.

Picasso
Mondrian

Después de recoger el celular arreglado, que parece nuevo, decidimos caminar hasta el edificio de Naciones Unidas para ver si era como en las películas y vaya decepción: no tenía banderas! Aun así, nos tomamos la foto.

Naciones unidas

Pensamos que se podía caminar por la rivera del Hudson, que está bastante cerca, pero había una autopista, así que nos fuimos para la casa a descansar un rato, esta vez en bus.

A eso de las 9, salimos a comer para celebrar un cumpleaños que había pendiente, pero aún un domingo a las 9 de la noche, no había manera de entrar a ninguno de los 2 restaurantes que habíamos escogido. 

Fuimos entonces a Beronberon, un restaurante japonés muy recomendado pero también muy lleno. La única mesa disponible era al lado de la puerta donde entraba un frío el berraco y junto a unos gringos que tenían una chucha magistral.  Los gringos se fueron rápido pero Elena sufrió mucho pues le iba a tocar comer con palitos mientras la miraban todos los que hacían fila para sentarse.

La opinión del celebrado es que el sushi y el ramen estaban muy buenos. Para Elena todo, con excepción de la cerveza, sabía y olía a pipí.  No nos quedamos mucho tiempo.