El plan de hoy era empezar de lleno arqueología, así que salimos directo para el museo de la Acrópolis, construido hace poco y donde están los frisos y esculturas que se rescataron del lugar y de lo que se robaron los ingleses.
De camino cubrimos (de ladito) la catedral de Atenas para la foto y pasamos por el Monumento a Lysicrates.
Fue una buena idea ir al museo antes de subir a la Acrópolis, porque aprende uno muchas cosas que allá arriba a la intemperie no vería, y se puede tomar el tiempo de entender un poco más de los edificios principales, El Paternón, el Templo de Atenea Nike y el Erecteón.
La parte que mas nos gustó fueron las Cariátides o columnas con forma de mujer de la tribuna sur del Erecteón. Para la restauración, quitaron las columnas del templo (reemplazándolas con copias idénticas) y pasaron por un proceso de restauración y limpieza con láser para exponerlas en el museo.
El diseño del museo es muy interesante porque es del mismo tamaño que el Partenón, y los frisos (o lo que queda de ellos) están exhibidos donde sería su lugar original.
También hay vestigios de esculturas y muros del templo de Atenea y docenas de estatuas, ofrendas y vestigios arqueológicos de la Acrópolis. Aunque es pequeño y se recorre en una hora, se aprende mucho, pero no se pueden tomar fotos casi en ninguna parte.
Saliendo del museo, caminamos hasta el Olimpeion, que iba a ser el templo mas grande de la antigua Grecia, pero por las guerras, tardó 600 años en construirse.
Al final fúé terminado por Adriano, un emperador Romano, amante de la cultura griega después de la invasión a Grecia.
Solo quedan 16 columnas de las 104 originales, una de las cuales se derrumbó hace 100 años y sigue en el mismo lugar. Eso si, cada una pesa 360 toneladas y tiene 17 metros de altura.
Disculparán ustedes las fotos con andamios, pero la parte mas importante estaba en reparación.
Adriano se ganó el cariño de los griegos, que le construyeron un arco (Arco de Adriano), en las foto aquí abajo.
Saliendo del templo de Zeus fuimos a comer Gyros a un lugar cergano y caminamos hasta el Kallimármaro, un estadio de atletismo construído en 1896, sobre los restos del que alojaba los Juegos de las Panateanas en la Grecia antigua (Por ahí en 350AC).
En este estadio se jugaron los primeros juegos olímpicos de la era moderna, está hecho en su totalidad de mármol blanco y caben 50.000 personas. Adentro hay un pequeño museo con una colección de todas las antorchas olímpicas de la historia.
Aquí nos sentamos un rato a descansar y vimos como los turistas llegan a echarse una carrerita de 1500 metros.
De ahí salimos a vitrinear, tomar un café y luego al hotel a descansar para salir temprano mañana a la Acrópolis.