Aterrizamos en Lisboa cerca de las 8pm. Lo mejor de viajar por Europa es que no hay controles de ningún tipo. Ni siquiera revisan el pasaporte, así que viajando con equipaje de mano, todo es muy rápido.
Cuando llegamos al hotel, (FLH Urbano) en el centro, lo primero que hizo Elena fué enderezar los cuadros de la habitacíón, que aunque chiquita está muy cómoda.
Dejando las maletas fuimos a caminar por la Praça do Comercio que es la mas grande de Portugal. Originalmente era el punto mas importante del comercio marítimo en la región y después del terremoto de 1775, se reconstruyó como la plaza central del gobierno.
De la plaza, caminamos por la Rivieira para comer en Time out Market, Un mercado de comida abierto con una buena selección de restaurantes. Ahí probamos los pasteles de bacalao, que son seguramente la comida más popular de Lisboa y probamos otras cosas.
Después de comer, caminamos un poco por el centro y pasamos por la Rua Cor-de-rosa (Calle rosada). Una calle que pintaron de rosado y donde van todos los turistas de fiesta. Obviamente pasamos de lejitos nada más.