Dia 4 – Buenos Aires – Lluvia Milagrosa

Coordinamos con Miguel para encontrarnos a desayunar en Birkin, un café recomendado en Palermo Soho y llegamos alrededor de las 9.10, pero el mesero era un xenófobo (de mierda), al que no le dio la gana atendernos, así que nos levantamos y caminamos hasta la siguiente esquina y desayunamos en Coco Café. Cayó bien el desayuno porque con excepción de la mayoría de lugares había buenas opciones no dulces.

Parte de mis planes del día, era volar un rato el dron, probablemente desde un parque, así que aprovechando que el restaurante estaba cerca del Jardín Botánico y que Miguel quería ir a ver matas otra vez, así me pareció una buena opción llevarlo.

Mientras desayunamos, descubrí que Palermo está muy cerca del Aeroparque, o aeropuerto secundario de Buenos y por seguridad no se pueden volar drones a menos de 5Km de distancia, así que no hubo caso.

Miguel se quedó viendo matas mientras yo me devolví al apartamento a dejar el dron (para no cargar con él todo el día) y me fui a dar una vuelta por Palermo Hollywood, que también es muy caminable, para encontramos un par de horas después, en la entrada del Botánico, donde me senté un rato a revisar el mapa y los planes siguientes mientras llegó.

Es curioso que en muchas calles y esquinas se encuentra uno con varios Citroen CV2 (Como el del papá de Mafalda) en muy buen estado, como si fueran el carro de todos los días de alguien, aunque no he visto el primero andando.

CV2 en Palermo Hollywood
Plaza Italia
Esperando a Miguel en el Jardín

Saliendo del Jardín, tomamos el metro hasta la estación Catedral (en el centro), que era uno de los lugares que nos faltaba recorrer y aprovechamos para caminar por otras calles del centro que no habíamos visto antes. Curiosamente cuando volvimos a pasar por la Plaza de Mayo, ya estaba llena de pancartas y manifestantes y ruido.

Camino al centro
El Centro

Cerca de la 1.30 llegó el hambre, así que salimos hacia “Siga la vaca”. Una parrilla “tenedor libre” (todo lo que quiera comer) en Puerto Madero, donde comimos varios cortes de carne para probar y donde por alguna razón que no entiendo, Miguel se sirvió además de carne, pan, ensalada, papas, jamón y otras cosas.

El lugar en general está muy bien y aunque la carne no se compara con la del día anterior, es mejor que la de casi cualquier restaurante en Bogotá. La mecánica es que todo es auto-servicio. Básicamente, uno va hasta la parrilla y dice “tenés bife de chorizo? servíme dos jugosos por favor bolú”.

Aquí ocurrió un milagro y empezó a llover a cántaros. Así que nos quedamos atrapados en un restaurante de carne argentina “tenedor libre” por horas. Puede haber algo mejor que eso?

Para cuando escampó ya eran cerca de las 5pm y dentro de los planes el siguiente era ir al Museo de Arte moderno. Miguel se rindió y decidió regresar a echar una siesta y descansar, mientras yo salí a pie hasta el museo.

Así le queda a uno la cara después de comer tanta carne

Después de llegar y pagar la entrada, pedí un mapa y me dijeron que no había, pero que me recomendaban empezar por el piso 2 y luego seguir con el 1, y eso hice, pero solo vi cuadros de argentinos que no conozco que además no me gustaron.

Después de recorrer todo el museo, le pregunté al tipo de la recepción dónde estaban los grabados de Picasso y las obras de Chagal, Dali, Matisse y los demás de la colección permanente, a lo que me respondió:

— Está aquí, pero está guardado en reserva, lo que vas a ver es en un 95% argentino.
— Y el otro 5%, pregunté.
— Argentino, casi todo es argentino.

Así pues, recogí mi morral y pedí un Uber hasta el Shopping de Alto Palermo donde me tomé un café y estuve vitrineando un rato antes de regresar a descansar y desatrasarme con el Blog. El internet del apartamento está muy lento, así que sigue pendiente ponerme al día para subir las fotos.