El día era corto porque regresábamos a Madrid en la tarde, así que el plan era ir a al museo Leopold, conocer el Museum Quarter y hacer una caminata Art Nouveau para ver los edificios de Otto Wagner.
Después de salir de la casa, paramos en la estación de tren de Mitte, que es la que conecta con el aeropuerto, dejamos las maletas guardadas en un locker y tomamos el metro hasta la estación Volks Theather que queda cerca a donde están todos los museos.
Después de entrar al Museums Quarter, que es una plaza donde hay varios museos, entramos al Leopold, que era el que mas prometía de los que teníamos en la lista, pero en el mismo lugar también están el museo de arte moderno y el Kunsthalle Wien, que parece bastante buenos.
La colección del Leopold es muy buena y está montada con el título Viena 1900. Explora desde la historia de principios de siglo a los artistas, diseñadores y arquitectos de la época. La colección de Klimt y Schiele, son muy buenas, pero también hay objetos de Hoffmann, Joseph María Olbrich y otros cercanos a la Secesión. Con excepción de que no tienen nada del período dorado de Klimt, la colección de este museo es mucho mas grande e interesante que la del Belvedere.
El plan después de salir del museo era caminar por la zona, y hacer un “waking tour” por los edificios Art Deco del centro, principalmente los de Otto Wagner, pero cuando salimos estaba lloviendo bastante y aunque lo intentamos por varias cuadras, el viento volteaba las sombrillas y ya con los pies mojados, tuvimos que refugiarnos en una estación del U-bahn.
La única opción entonces, fué irnos a un centro comercial en Mitte, donde teníamos las maletas, a vitrinear un rato y comprar chucherías, (entre esas unas pantuflas) y luego almorzar para coger camino al aeropuerto.
La llegada al aeropuerto estuvo muy fácil. (Lo que es el primer mundo). Tomamos un tren directo que toma 15 minutos. (El normal se tarda 40). El problema fué que salimos como Colombianos esperando chichonera, así que llegamos muy temprano.
Mientas pudimos hacer el check-in y dejar las maletas, nos dedicamos a comernos el último ApfelStrudel de Austria en Aida y vagar por los Duty Free, que, de free, no tienen sino el nombre.
Pasamos la noche en un hotel cerca al aeropuerto de Madrid para salir al día siguiente. Cuando estábamos haciendo migración para regresar, el policía de aduanas preguntó: — ¿Ustedes viven en Colombia?, ¿Porqué muchos hombres de allá se brillan las uñas?, ¿Hay alguna razón para eso?. Elena contestó, — Mal gusto. y así, regresamos a Bogotá.